Fecha
2018-07-02
Autor
Freidenberg, Flavia
Temas
Elecciones
Descripción
<p>Tras casi un año de proceso electoral, México ha vivido los comicios concurrentes más complejos de su historia. ¿Qué aprendimos de estas elecciones para que se puedan superar pacíficamente los desafíos democráticos que enfrenta el país? La experiencia enseña a la ciudadanía y a la clase política al menos diez lecciones que deberían contribuir en el necesario proceso de construcción de la democracia mexicana. </p><p> </p><p><br />Lección #1: La ciudadanía sabe votar. Da igual el sentido de su voto, si es por uno o por otro candidato, si lo motiva la ideología, los programas o el liderazgo de una persona, la experiencia concreta es que la ciudadanía se apropió de las elecciones con entusiasmo, ejerció sus derechos con responsabilidad, las hizo suyas, combatió la apatía y salió a votar. A diferencia de lo que muchos esperaban, fue una fiesta cívica y pacífica (de esas que hace tiempo no se veían). </p><p> </p><p><br />Lección #2: Los partidos saben competir e (incluso) aceptar la derrota. Uno de los datos más significativos ha sido la rapidez con la que los candidatos perdedores reconocieron su derrota. Este gesto tan sencillo y esperable de actores comprometidos con la democracia ha sido una sorpresa para todos. Esto no es una cuestión menor en un país donde la no aceptación de los resultados ha sido uno de sus déficits democráticos. La vara ha quedado bien alta para los candidatos y candidatas del futuro. La ciudadanía tomó nota: aprender a perder es clave para ser un buen demócrata.</p><p> </p><p><br />Lección #3: La ciudadanía sabe contar los votos y las autoridades organizar elecciones. Las instituciones electorales han salido fortalecidas de esta elección. A pesar de los cambios introducidos por las reformas de 2014, que supusieron nuevos incentivos de coordinación multinivel entre órganos electorales nacionales/locales y entre administrativos/jurisdiccionales y de las fuertes presiones y contextos de exigencia, la gobernanza electoral ha dado cuenta de su capacidad para organizar elecciones en las que podía participar un padrón enorme (casi 90 millones de personas) y en las que se competían por muchísimos cargos a la vez (más de 18.000 entre federales y locales). </p><p> </p><p><br />Lección #4: El sistema electoral no está cerrado a ninguna opción. Con las mismas reglas e instituciones, ganaron los que solían perder las elecciones. Esto evidencia que el problema no necesariamente tienen que ser las reglas o las instituciones y que el cambio puede venir del comportamiento de los votantes. Un día los electores se cansan y dejan de votar por los mismos de siempre. Esta fue la receta de los países que vivieron el colapso del sistema de partidos como Ecuador o Bolivia, donde la profunda crisis de representación política hizo que el electorado dejara de votar por los partidos tradicionales y se diera con ello la reconfiguración del poder. </p><p> </p><p><br />Lección #5: Las campañas electorales importan. Los datos de las encuestas de octubre de 2017 daba a los tres candidatos de las coaliciones grandes muy cercanos entre sí (Ver Consulta Mitosfky u Oraculus). Los resultados del 1 de julio evidenciaron más de 20 puntos de diferencia entre el ganador y su segundo. Algo pasó entre medio, además de la violencia política contra los candidatos y otros políticos. La enseñanza parece ser: cuanto más le “pegaban” al AMLO, más crecía el apoyo hacia él. La contienda fue entre el miedo y el hartazgo. O, como leí hoy, entre “el miedo a que México se convierta en Venezuela. Y el miedo a que México siga siendo el mismo que en la actualidad”. </p><p> </p><p><br />Lección #6: La ciudadanía otorgó un mandato fuerte a un proyecto político para gobernar (y ejerció el castigo al partido en el poder). Si bien los datos son aún preliminares, pareciera ser que el contundente triunfo presidencial de Morena (cerca del 53%), viene acompañado de mayorías en ambas Cámaras, un buen número de gobernaturas y el control político de varios de los estados más poblados del país (entre los que destacan Ciudad de México, Veracruz, Morelos, Tabasco y Chiapas). De ser así, las mayorías deberían recordar que el ejercicio democrático del poder requiere de la garantía del ejercicio de derechos e intereses de las minorías. El poder (absoluto) corrompe y exige la presencia (constante) de mecanismos de control y rendición de cuentas que equilibren a ese poder.</p><p> </p><p><br />Lección #7: Las mujeres llegaron para quedarse. Tras las reformas que introdujeron la paridad en el registro de las candidaturas y de los esfuerzos realizados por las autoridades (administrativas y jurisdiccionales) para que los partidos cumplieran con esos requisitos, los datos preliminares indican que las cámaras legislativas federales estarán integradas (casi) de manera paritaria. Diputados tendría cerca del 49.2% de mujeres (33 curules más que la Legislatura anterior) y el Senado un 50.5% mujeres (23 escaños más que la anterior). Está dinámica podría darse también en varios estados del país. La democracia paritaria se convierte en una posiblidad creíble para un país que lleva años realizando reformas y acciones para cambiar patrones patriarcales de ejercicio del poder.</p><p> </p><p><br />Lección #8: Los partidos importan. A pesar de los sepultureros que abogan por eliminar a los partidos (más que a transformarlos y democratizarlos internamente), las elecciones evidenciaron que éstos siguen siendo centrales para la estructuración de la competencia, la selección de élites, la movilización electoral (incluso la clientelar), la articulación de intereses diversos y la canalización de la participación política. Dos datos: López Obrador, a pesar de ser un liderazgo carismático, apostó por crear un partido (Morena) y la ciudadanía en las urnas apostó por votar mayoritariamente por partidos (aún cuando podían hacerlo por las candidaturas independientes). </p><p> </p><p><br />Lección #9: Las coaliciones contranatura desdibujan las identidades partidarias y confunden al electorado. No es por ser puristas ni por creer que el voto debe ser programático. Pero los políticos deberían convencerse de que las alianzas “anti otros” no contribuyen a aclarar el escenario de la competencia ni mejoran las condiciones de gobernabilidad democrática. Los partidos que se alían deberían tener -como los buenos matrimonios- algo más que compartir que la pasión del momento. </p><p> </p><p><br />Lección #10: Las elecciones no resuelven los problemas básicos del sistema político. A pesar de la efervescencia social y de las altas expectativas ciudadanas, las elecciones no resuelven los problemas estructurales que enfrenta México: la violencia política, la desigualdad social y económica, la impunidad, la corrupción, la inseguridad o la ausencia de Estado de Derecho. La ciudadanía debería tener bien claro esto. El problema de desilusionarse, es que uno primero se ilusionó y es difícil (después de una desilusión) volver a creer en algo. </p><p> </p><p><br />Demasiadas tareas pendientes. Las respuestas no serán inmediatas y requerirán del diálogo y negociación entre los más diversos actores sociales y políticos del país. Ningún hombre solo, ningún proyecto político por más mayoritario que sea, puede hacer frente de manera autónoma a tantos desafíos. Por el contrario, requerirá de mucho sentido común y la cooperación de todos. </p><p> </p><p><br />. </p>