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dc.contributorPedroza de la Llave, Susana Thalíaes_MX
dc.date.accessioned2018-05-08T00:48:52Z
dc.date.available2018-05-08T00:48:52Z
dc.date.issued2018-05-07es_MX
dc.identifier.urihttp://ru.juridicas.unam.mx:80/xmlui/handle/123456789/1642
dc.description<p><br />Uno de los temas que seguramente ser&aacute; prioritario en los trabajos de la pr&oacute;xima legislatura despu&eacute;s de las elecciones de este 2018 es, sin duda alguna, la regulaci&oacute;n actualizada de las normas jur&iacute;dicas electorales, espec&iacute;ficamente de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, en materia de propaganda electoral.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p><br />Ha sido por dem&aacute;s evidente el clima electoral que se vive en M&eacute;xico con un muy alto grado de violencia verbal y escrita, especialmente a trav&eacute;s de los diversos medios de comunicaci&oacute;n y de las redes sociales, algo que consideramos violencia electoral en tanto se integra bajo las siguientes premisas: 1) se presenta durante el proceso electoral; 2) se refiere al ejercicio de la libertad de expresi&oacute;n y de comunicaci&oacute;n, y 3) tiene como prop&oacute;sito persuadir sobre las preferencias electorales del comunicador.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p><br />El problema parece requerir de una regulaci&oacute;n m&aacute;s exigente o estricta que garantice los derechos fundamentales establecidos en la Constituci&oacute;n Pol&iacute;tica de los Estados Unidos Mexicanos pero que, al mismo tiempo, estos derechos no sean utilizados como un escudo de la impunidad.</p><p>&nbsp;</p><p><br />Durante este proceso electoral, hemos sido testigos de una violencia desmedida a trav&eacute;s de los medios de comunicaci&oacute;n, el internet y las redes sociales que indignan por supuesto en todos los &aacute;mbitos sociales, pol&iacute;ticos, acad&eacute;micos y personales. Hoy en d&iacute;a una perspectiva de la salud aborda su estudio identific&aacute;ndola como salud objetiva (que se presenta en la persona que sufre la violencia) y como salud subjetiva (aquella derivada de la violencia que tiene consecuencias en la sociedad).</p><p>&nbsp;</p><p><br />M&eacute;xico es un pa&iacute;s de libertades, pero todas y todos estamos obligados a ser respetuosos del Estado constitucional, democr&aacute;tico y de derecho, y no solo las instituciones p&uacute;blicas y las y los servidores p&uacute;blicos. A ese respecto, la sociedad en su conjunto y especialmente las y los ciudadanos debemos ser los primeros vigilantes de la actividad del Estado, sus instituciones y servidores p&uacute;blicos, pero tambi&eacute;n tenemos que dar muestra de una madurez democr&aacute;tica.</p><p>&nbsp;</p><p><br />De esa madurez que nos hace &eacute;tica, moral y jur&iacute;dicamente responsables de nuestros actos en contra o en favor de la democracia y, en la que la violencia -en cualquiera de sus formas- debe ser rechazada, condenada y desterrada. As&iacute;, la condena pol&iacute;tica y social que se hace contra la violencia verbal y escrita que surge a trav&eacute;s de los medios de comunicaci&oacute;n y de las redes sociales, pasa a formar parte de una muy peligrosa y grave normalidad que en nada beneficia a la democracia durante los procesos electorales.</p><p>&nbsp;</p><p><br />Este proceso electoral no est&aacute; vacunado contra el tipo de expresiones (verbales o escritas) que incitan a la violencia, provocan el miedo en la sociedad, acusan falsamente, distorcionan la verdad, etc&eacute;tera, so pretexto del ejercicio de una libertad de expresi&oacute;n y/o de la comunicaci&oacute;n.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p><br />En estas elecciones las instituciones, particularmente las electorales, como el Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federaci&oacute;n y la Fiscal&iacute;a Especializada para la Atenci&oacute;n de Delitos Electorales de la Procuradur&iacute;a General de la Rep&uacute;blica, tienen la alt&iacute;sima responsabilidad de asumir el papel de verdaderos &aacute;rbitros electorales desde sus respectivas competencias y atribuciones.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p><br />La sociedad, por otro lado, tiene el derecho al ejercicio de la libertad de expresi&oacute;n y de comunicaci&oacute;n pero, sobre todo, tiene el deber de abstenerse de realizar expresiones de odio, violencia, intolerancia, humillaci&oacute;n, discriminaci&oacute;n y cualquier otro acto que tienda a atacar o provocar un da&ntilde;o a la integridad y seguridad de las personas, sean candidatos(as), actores pol&iacute;ticos, autoridades, intelectuales, academicos(as) o cualquier persona.</p><p>&nbsp;</p><p><br />Debemos abonar a nuestra democracia y exigir a la y los candidatos a la Presidencia de la Rep&uacute;blica, as&iacute; como a todas las y los candidatos de estas elecciones de 2018, poner el ejemplo de civilidad democr&aacute;tica, del rechazo y condena a la violencia o la incitaci&oacute;n a la violencia de cualquier forma, a trav&eacute;s de acciones que den muestra de su verdadero inter&eacute;s por la no violencia. M&eacute;xico requiere que su gente viva con agrado la fiesta democr&aacute;tica de las elecciones con unidad nacional, no a trav&eacute;s de la radicalizaci&oacute;n de conductas e ideas de personas o de grupos que pueden originar muchas y graves consecuencias para la llamada salud subjetiva, es decir, la que causa consecuencias en la sociedad.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p><br />La propaganda electoral no es algo referente solo a las instituciones, los partidos pol&iacute;ticos y las y los candidatos, es una actividad que compete tambi&eacute;n a las y los ciudadanos, de ah&iacute; la importancia de ejercer los derechos a la libertad de expresi&oacute;n y de comunicaci&oacute;n con responsabilidad y, en todo caso, asumir las responsabilidades de dichos actos. Persuadir al electorado para que vote por las o los candidatos de nuestra preferencia no es -desde luego- un factor malo o negativo per se, siempre que esa persuasi&oacute;n no se valga de la violencia como m&eacute;todo para promover actitudes, inducir o ejercer influencia en algunos, para que se cause da&ntilde;o a la dignidad e integridad de otros.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p><br />La cultura democr&aacute;tica posee un significado de tal magnitud que debe ser promovida desde todos los espacios y en todos los momentos, pero siempre anteponiendo el respeto a las libertades como base de toda expresi&oacute;n, incentivar el debate p&uacute;blico y respetuoso de ideas, proyectos, propuestas y soluciones a los grandes males que enfrenta nuestro pa&iacute;s, esto debe ser la piedra angular de nuestro Estado constitucional, democr&aacute;tico y de derecho.</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p style="text-align: right;">*Investigadora titular &ldquo;B&rdquo; del Instituto de Investigaciones Jur&iacute;dicas de la UNAM; coordinadora general de la Divisi&oacute;n de Estudios de Posgrado y del CIJUREP de la Universidad Aut&oacute;noma de Tlaxcala, e investigadora nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)</p>es_MX
dc.formatimage/jpeges_MX
dc.language.isoeses_MX
dc.publisherUniversidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicases_MX
dc.subjectViolencia políticaes_MX
dc.titleViolencia electoral y libertad de expresión y comunicaciónes_MX
dc.typeWorking Paperes_MX


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