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dc.contributorHernández, Giovannies_MX
dc.date.accessioned2018-04-24T02:39:12Z
dc.date.available2018-04-24T02:39:12Z
dc.date.issued2018-04-23es_MX
dc.identifier.urihttp://ru.juridicas.unam.mx:80/xmlui/handle/123456789/1540
dc.description<p>En cuanto termino el primer debate presidencial, incluso, durante el mismo, los candidatos ya se proclamaban ganadores. Tan lejanas fueron sus concepciones que ninguno reconoci&oacute; el beneficio que tuvo el cambio en el formato. Esta nueva organizaci&oacute;n permiti&oacute; la confrontaci&oacute;n de ideas y atacar directos a los contrincantes, principalmente cuando del puntero en las encuestas se trataba.</p><p>&nbsp;<br />Desde que se cre&oacute; el entonces IFE -ahora INE- hab&iacute;amos tenido formatos en los que el acartonamiento de candidatos y moderadores era la principal caracter&iacute;stica. Se pasaba horas en el Consejo General hablando de si deb&iacute;an hacerlo en atriles o sentados; si era sentados se discut&iacute;a si se utilizaban mesas, sillas o sillones. Eso era lo importante de la discusi&oacute;n. No se reparaba en lo importante que ser&iacute;a la intervenci&oacute;n de la Sociedad Civil, as&iacute; como que los ciudadanos pudieran atestiguar confrontaciones y preguntas directas a los moderadores.</p><p>&nbsp;<br />La Comisi&oacute;n de debates atin&oacute; en hacer un estudio de como poder cambiar la interacci&oacute;n entre candidatos, as&iacute; como de moderador y moderados. El mayor acierto del Grupo de Trabajo para debates presidenciales -encabezado por el Consejero Nacif-&nbsp; fue revisar las experiencias exitosas de otros pa&iacute;ses.&nbsp;</p><p>&nbsp;<br />As&iacute; lo reflej&oacute; su estudio &ldquo;Hacia nuevos debates presidenciales&rdquo;, donde dan cuenta no s&oacute;lo de las experiencias mexicanas, sino que estudian cuatro modelos: 1) pol&iacute;tico; 2) Bottom up; 3) Top-down; y 4) Cient&iacute;fico. Adem&aacute;s, se analiz&oacute; la experiencia estadounidense, argentina, chilena, brit&aacute;nica, espa&ntilde;ola y francesa. De ah&iacute; el resultado de lo que fuimos testigos el pasado domingo.</p><p>&nbsp;<br />Los debates son por excelencia el momento cumbre de la comunicaci&oacute;n de los candidatos con los electores. Si bien durante las campa&ntilde;as los mexicanos somos bombardeados por una oleada de spots, en ellos no se garantiza una audiencia tan alta como la que se puede tener en uno de estos ejercicios. Seg&uacute;n cifras de la empresa Nielsen Ipobe 13.7 millones de mexicanos -una de cada tres- en las 28 ciudades m&aacute;s importantes del pa&iacute;s vieron la transmisi&oacute;n.</p><p>&nbsp;<br />Con base en ello se destacan dos virtudes y se resaltan dos oportunidades de mejora:</p><p>&nbsp;<br />a) Virtudes</p><p>&nbsp;</p><ol><li>Tres moderadores. Tener a varias personas moderando, lanzando preguntas y leyendo las intervenciones de la Sociedad Civil, dio frescura al debate, agilidad y, creo, elimin&oacute; sesgos. Cambiar de car&aacute;cter y tono de voz ayud&oacute; a tener al auditorio activo (destac&oacute; Azucena Uresti).</li><li>Preguntas directas. Permitir que los moderadores hicieran cuestionamientos directos, tal y como se los imagina el ciudadano com&uacute;n, ayud&oacute; a crear identificaci&oacute;n al caso y conocer el car&aacute;cter del candidato ante los imprevistos.</li></ol><p>&nbsp;</p><p>b) Oportunidades de mejora.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><ol><li>Equidad versus participaci&oacute;n de todos. En algunos de los casos estudiados solo los personajes punteros en las encuestas participaban para contrarrestar propuestas y proyectos. Sin embargo, abre la discusi&oacute;n a una falta de equidad en la contienda electoral, quienes no participen eso alegaran. Valdr&iacute;a la pena recordar aquel debate entre Richard Nixon y Jhon F. Kennedy, sin duda, marc&oacute; la televisi&oacute;n y la pol&iacute;tica.</li><li>Tiempos. La mayor&iacute;a se pas&oacute; de tiempo en alguna ocasi&oacute;n. Se cerraron los micr&oacute;fonos y parec&iacute;a que los silenciaban pero no, simplemente se pasaban del tiempo y violentaban las normas que sus equipos hab&iacute;an aprobado. Sin duda, la gran confrontaci&oacute;n en este tema es la equidad en la contienda &ndash;especialmente entre candidatos- frente a la confrontaci&oacute;n de ideas y proyectos, algunos no tienen ninguna de estas.</li></ol><p>No hay duda de que el ganador fue el ciudadano. Ojal&aacute; que los institutos locales que organizaran este tipo de eventos no s&oacute;lo lo imiten, sino que lo superen. La democracia se mejora con la participaci&oacute;n de todos.&nbsp;</p><p style="text-align: right;">&nbsp;*&nbsp;Licenciado en Derecho por la UNAM. Especialista en Derecho Electoral</p><p><br />&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p><p>&nbsp;</p>es_MX
dc.formatimage/jpeges_MX
dc.language.isoeses_MX
dc.publisherUniversidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicases_MX
dc.subjectDebateses_MX
dc.titlePost-debate: el ganador es el ciudadanoes_MX
dc.typeWorking Paperes_MX


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