Descripción
<p style="text-align: justify;">Desde 1994, año en que se organizó el primer debate, no teníamos uno tan abierto a la discusión. Estos ejercicios se recuerdan más por las edecanes, las gráficos al revés, la inasistencia de los punteros o por tener a un candidato pidiendo que sea “hoy, hoy, hoy”. El formato salió de lo normal, fue abierto y propició la confrontación. Esta noche fuimos testigos de un importante avance. El formato así como los moderadores cumplieron con su labor. Los mexicanos atestiguamos confrontaciones, acusaciones, evasivas y hasta disparates como regresar a la ley del Talión. Nos olvidamos de la rigidez e inamovilidad de los moderadores. En el pasado eran mediadores de tiempo y lectores de temas. Hoy fueron capaces de leer cuestionamientos de la Sociedad Civil a cada candidato -aunque unos más a modo que a otros-, de hacer preguntas y confrontaciones directas (ahí muy bien Azucena Uresti). Aun hay cosas por mejorar. Pareció que no había cronómetro a la vista de los candidatos. La mayoría se pasó de tiempo en alguna ocasión. Se cerraron los micrófonos y parecía que los silenciaban pero no, simplemente se pasaban del tiempo y violentaban las normas que sus equipos habían aprobado. Sin duda, la gran confrontación en este tema es la equidad en la contienda –especialmente entre candidatos- frente a la confrontación de ideas y proyectos, algunos no tienen ninguna de estas. En los próximos dos meses habrán 13 debates para titulares de nueve gubernaturas y dos más presidenciales. Esperemos que no sólo se tome este formato, sino que se mejore.</p><p style="text-align: right;">*Licenciado en Derecho por la UNAM. Especialista en Derecho Electoral.</p><p style="text-align: justify;"> </p>
